sábado, 15 de octubre de 2016

... Sobre la infidelidad (con reseñas de películas) ...

. Nota pertinente: Si no han visto la película Infidelidad (Unfaithful, USA, 2001) con Richard Gere, Diane Lane y Oliver Martinez, ¡háganlo! Y si tienen sangre en las venas y corazón dentro del pecho, sentirán coraje, mucho coraje. A veces creo que lo peor que le puede pasar a un hombre es tener problemas del trabajo. Obviamente, uno se siente inútil, desaprovechado, cero valorado. Y eso, más que otras cosas mata de a putazo cualquier traza de orgullo viril que pueda quedar. Mucho más que una disfunción sexual, impotencia o eyaculación precoz, que afectan a la parte del ego que está íntimamente ligada a la libido, pero que no llega a trascender si el hombre es lo suficientemente fuerte para no permitirlo y hacer algo al respecto, ¡yo lo haría! Los pedos laborales joden la mente de los hombres. Ese cavernícola proveedor que vive dentro de cada uno de nosotros sufre lo indecible, tanto que por ende, todos los demás aspectos de la vida se ven dañados. No puedes dejar de pensar en eso, incluso en la cama, con la pareja en turno, no es lo mismo. La hombría está fregada desde abajo (diría Maslow) y todo lo superior se tambalea. Pero otras veces pienso que lo peor siempre va de la mano con lo mejor. Y como la revista Maxim -‘lo mejor que le ha pasado al hombre desde que encontró a la mujer’- va en plena decadencia editorial, debemos voltear a lo mejor primigenio. Las mujeres. P- ¿Qué en esta vida petaca puede ser peor que ser abandonado por el amor de tu vida? R- Que el amor de tu vida te abandone por otro. No que te deje y después se enrede con cualquiera, ¡que se enrede con cualquiera mientras aún está contigo! P- ¿Y qué puede ser peor que eso? R- ¡Que se enrede con un cualquiera y aún permanezca contigo! P- ¿Y peor que eso? R- ¡Que lo sepas, lo aceptes, agaches la cabeza y la perdones! No, lo siento, no soy un alma caritativa. Sólo Dios perdona. Mi falible condición humana no me permite sentir eso que a los mortales les ha dado por llamar empatía, compasión, perdón. Ya lo he dicho, no soy perfecto aunque lo parezca, pero hay cosas que simplemente no se pueden perdonar. Richard Gere era un hombre ejemplar, del tipo de hombre que no le cae mal a sus congéneres, pero que en cambio les provoca una hueva monumental a las mujeres. Lo sé, ñoñezco el tipo. Pero así había sido siempre, y su esposa (Diane Lane) así lo amaba, lo ama en realidad. Y por azares del destino, aparece en la vida de ella un intruso despiadado ladrón, egoísta oportuno seductor. Y ella, fuerte sexo débil como es, se deja llevar por sus brazos, su aroma, sus libros, su verbo y su acento francés. El mensaje de esa película es simplemente perturbador: No basta con ser trabajador, buen padre, buen proveedor y cumplirle a la ‘ñora con relativa frecuencia; las mujeres quieren y necesitan de aventuras para sentirse vivas. ¡Chale! Ya no sé de que lado de la historia estoy. Lo cierto es que he estado en los tres. Y no es agradable, para nada agradable. Ninguno. Además de kármico in extremis. Mi mamá me enseñó la ley suprema del Talión. Ojo por ojo, diente por diente. No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Pero la mayoría de las veces es tan difícil. Aunque nadie dijo que sería sencillo, si lo fuera, todos lo harían. Un momento... Todos lo hacen. Mal, pero lo hacen. En muchos lugares he leído: "No soy idiota, si quieres revolcarte con otros(as) hazlo, pero que yo no me entere". ¡Vaya pendejada! No, obvio yo no quiero eso de mi pareja. Quiero que me quiera a mí y quiero que no quiera revolcarse con nadie que no sea yo, y que sea por propia convicción, no que yo tenga que hacer algo para que eso suceda. ¿Es mucho pinche pedir? Al parecer sí. A las letras también se las lleva el viento, pueden ser borradas o malinterpretadas tanto o más que las palabras directas. Para mí, ser novio de alguien lo significa todo, fidelidad, respeto, compromiso (aunque aterre, existe), vida común, sin mentiras, sin engaños, sin ocultaciones. ¡Carajo! Que si no quiero eso, simplemente no pretendo ser un novio, y no lo digo ni aunque me obliguen, y no me importa que mis acciones se interpreten como sea. Lo que vale, en este caso, son las palabras, los hechos establecidos y aceptados, mutuamente, obvio. El papel más sencillo es el de Diane Lane, no tiene que hacer nada y siempre es fácil encontrar una excusa para su comportamiento, por estúpido que sea. Yo he sido infiel dos veces en mi vida. Las dos a Brisa. Una vez, fue sólo un beso, bueno, no únicamente uno, una tarde de besos en el jardín, sobre el pasto bajo la luna, perfecto. Se lo conté y aunque le costó trabajo, me perdonó. La segunda vez fue una cabronada; Denisse, la primera ex que más quise había vuelto a la ciudad, y Brisa estaba ausente, pasamos juntos todo un fin de semana y el último día, antes de que se volviera a ir dormimos juntos, ajá, ya sé. Nunca lo supo mi novia. ¿Mis pretextos? Fue el ambiente, te extrañaba, la extrañaba a ella, me provocó, equis, cualquier cosa sirve para disfrazar el gran montón de mierda que es todo eso. El papel de el otro, el de Oliver Martinez, también es fácil, aunque es del nabo cuando te clavas, y sientes que ella se ha clavado también, pero por equis o ye no termina con el uno para andar con el otro, o sea yo. Es el papel que me ha tocado representar más veces de los tres aquí propuestos. Por propia salud mental lo evito, o trato. De nuevo, la mayoría de las veces no escoges con quien emberrincharte, o de quien enamorarte, que es lo peor. ¡Lástima que seas ajena! Lo peor es ser Richard Gere. Porque aunque es sencillo ponerse en plan de víctima y clamar por piedad por ser cornado y dejado por la ingrata, las cabilaciones que pasan por la mente del cornudo no son simples. Todo lo contrario. El personaje de la película dice: (Cuidado, spoiler) "No tenía ganas de matarlo a él, tenía ganas de matarte a ti". Obvio, hablándole a su esposa. Y es un sentimiento tan entendible, tan humano, tan masculino, tan aaaaargh. La de veces que lo he sentido. También vi el fin de semana 'Sentencia Previa' (Minority Report, USA, 2001), de Steven Spielberg, con Tom Cruise. En la primera secuencia, arrestan a un individuo, cuyo único delito fue el querer asesinar con unas tijeras de punta chatita a su esposa y al amante de ésta (pécora). Con toda la razón del mundo. Arrrgh, que me sigue dando coraje esa escena ja. Maldita maldición. ... él quien es no ha de abrazarte como yo lo hago, él no ha de colmarte de ternura, pero él me está partiendo el corazón y tú lo dejas ...

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