sábado, 15 de octubre de 2016

... Cuento con moraleja ...

. Zapatos libertadores en cada pie de carne o madera de cada niño grande en cada hombre de piedra y cada vientre de palmera (C) Ivan Leroy Mientras caminaba por la calle, con paso seguro y la vista alzada, iba pensando en que lo hice con pleno conocimiento de causa, sabiendo incluso que podían juzgarme y acusarme de locura, manía o simplemente de desmadre, pero no me importa. ¿Por qué lo hice? No lo sé. Porque podia hacerlo quizá. Dios me dio libre albedrío para hacer lo que se me hinche la gana y pretendo hacer un uso lo más irresponsable que pueda de él, ¿qué? Es mi vida y yo la manejo como quiero, nadie me dice que hacer ni nadie me limita. ¡Y que todos los cielos se apiaden de aquel que ose coartar mi libertad! Lo hice. Me gustaría decir que fue por un impulso, que sentí las ganas de hacerlo y al momento pasó, pero no. Fue planeado, llevaba pensándolo por semanas, tenía tantas ganas de hacerlo y hoy por fin me atreví. Lo hice. Calculé las posibilidades y resultaron perfectas. Lo hice. Salí a la calle con un zapato de un color y otro de otro. El derecho café y el izquierdo negro. Claro, todo mi atuendo combinaría a la perfección con cualquiera de los dos. Pero el haberme atrevido a hacer eso, y a propósito, fue un grito al mundo: "¡Soy libre! ¡Hago lo que quiero y me valen madres sus opinones!" Desde el momento en que me abroché el zapato izquierdo, comenzó mi euforia. No volví a bajar la mirada en todo el camino. Veía a toda la gente a mi alrededor con desdén. Ellos no merecían pisar el mismo suelo que yo. Ellos tan, tan, tan iguales en su calzar, tan atados a una obligación de homogeneidad, ¡pobrecitos! No saben de lo que se pierden. Nada más están ahí y ahí, siendo simples e inconscientes de sus posibilidades, ja, qué risa me dan. Yo sólo soy yo y no me parezco a nadie. No pueden estar a mi nivel, lo siento, pero tanta perfección no es mi culpa. Yo sólo la disfruto. Y sonrío. Camino con una sonrisa grande dibujada y sé muy bien la envidia que les causa mi libertad. Pero que gran golpe de ego es éste. Soy lo mejor de lo mejor. Lo top de lo top. "¿Qué me ves?" Le digo con la vista a un tipejo que me vio de abajo hacia arriba, noté en sus ojos cierta sorpresa al mirar mis pies, y después, cuando alcanzó mi mirada, no pudo evitar soltar una risita nerviosa, pues se dio cuenta que lo descubrí mirándome. "Idiota. ¿Nunca has visto a la libertad en persona? Pobre, jamás volarás, anda, sigue tu camino arrastrándote por la inmundicia, que es a donde perteneces". Bah, insensatos. No entienden y nunca lo harán. Pero sus risitas y miraditas burlonas no podrán jamás cortarme las alas. Volaré y volaré y si se da la ocasión, si me dan ganas, cual paloma mancharé sus pequeñas cabezas tan llenas de prejuicios y ataduras. ¡Soy libre! Lo digo y lo sostengo, se los firmo y se los cumplo. Si quiero puedo salir con un zapato negro y un zapato café y no me importa nada más. Y lo hice. ¿A dónde van todos? Ah, ¿una persona se ha desnudado en pleno Zócalo? ¿Cómo se atreve? ¡Éste era mi momento y está tratando de robármelo! ¡No Señor, no lo permitiré! Me agacho para desabrochar mis zapatos y algo sucede. Algo no anda bien. Mi zapato derecho es negro. ¿Me habré equivocado de lado? ¡No! El izquierdo sí está bien, es el negro. El derecho es el que está mal. ¿Cómo es posible? Todo estaba fríamente calculado. Derecho café, izquierdo negro. Derecho café, izquierdo negro. ¡No! No, no, no. Esto no me puede estar pasando a mi. ¡Soy igual que ellos! Soy simple, no soy libre. Me ha atado la homogeneidad. Soy. No. Soy ellos. Ellos son yo. Mi par de zapatos cafés deben estar muriéndose de risa en el piso junto a mi cama. Ando con la cabeza gacha todo el camino de regreso a casa. La gente ya no me mira. Soy tan insignificante que ni siquiera merezco que digan que 'soy'. No soy yo. Ya formo parte del todo, de la chusma, de la muchedumbre, de la perrada de sol. Mañana sera otro día. Voy a esconder mi zapato negro derecho. Espero encontrar un buen lugar. O mejor aún, ¿por qué no deshacerme de él de una vez por todas? ¿Habrá alguien a quien lanzárselo?

No hay comentarios: