sábado, 15 de octubre de 2016

... Sobre la vida diaria ...

. Tendrá poco más de un año que conté una estrategia bastante enferma de ligar. -Oye, ¿cuánto tiempo llevas enferma? -Mmmm, desde el jueves, ¿y tú? -Ayer comencé, oye, ¿a qué hora sales? -De trabajar, a las 2, ¿por? -Te invito un helado ¿quieres ir? Al fin que ya estamos bien enfermos. -Sí, gracias. -Vengo por ti a las 2. En fin, en una situación digamos común, existiría la salida a tomar helado, quizá cine y beso en la puerta de su casa. Dos o tres salidas más y si todo sale bien, la pregunta: ¿quieres ser mi novia? Hoy el beso fue ... (leer más) Resulta que ayer obtuve una nueva muestra de mi poder jaja. O de mi descaro, ya no sé cómo catalogarlo. Tuve una reunión con la gente de la radio en un Sanborn's, el único que hay por acá y en el que conozco a la mayoría de las cajeras, cosas del destino, la vida y los trotes de la misma. En fin. Años y años se tardaron en llegar y no quería esperar como ostra sentado en una mesa con las pirinolas rondándome ofreciéndome café de calcetín. Compré tres revistas y fui a saludar a una chica que trabaja en el 'departamento de telefonía celular'. (Ja). Pláticas sin sentido ni más objetivo que el de aguardar el lento andar del segundero. Nada relevante: "No, no, ya no estoy en Cancún", "en Querétaro", "el viernes te vi pero ni me pelaste". Cosas así de interesantes hasta que, en un flashazo recordé haber visto un par de ojos y un par de nalgas, un par de horas antes ... ... Caminaba por la calle en medio de una llovizna agraz, lo suficiente para mojar mi cabello pero también para evitar que se formaran grandes charcos que hicieran que los autos me salpicaran. Entonces, con mi vista limitada por el gorro de la chamarra, creí distinguir una silueta delgada que se ensanchaba gratamente en el medio. Una mujer con licra deportiva y unas caderas de campeonato caminaba a prisa en dirección opuesta a mí. Conforme se fue acercando y el encuentro era inminente, me levanté poco a poco el gorro para tener una plena visión de ella. En cámara lenta, sus labios se curvaron hacia arriba cuando nuestras miradas se encontraron. Al pasar, un rápido movimiento de cuello me permitió verle el trasero antes de que ella volteara, porque lo hizo ... La misma chica de las licras deportivas llegaba a la caja donde yo platicaba con mi amiga. Curioso. Había dejado de llover pero ella tenía el cabello mojado, traía en la mano un cilindro con agua para beber. Yo asumí que había ido al gimnasio (hay uno muy cerca de donde la vi). Preguntó si tenían recargas electrónicas de telcel. Mi amiga dijo que sí y yo preparé mi memoria privilegiada para retener el número que ella diera. Pero las estúpidas políticas de privacidad de Sanborn's no me dejaron. La amiga le proporcionó un pedazo de papel y una pluma para que anotara ahí su número. ¡Rayos! Ahora tendría que actuar. Esperé a que hiciera todo el trámite, obviamente el papelito con el número le fue devuelto junto con su cambio y su ticket. Era en ese momento o nunca. -Oye- Le dije con mi voz más seductora. -¿Me puedo quedar con el papelito? Ella volteó, me reconoció (creo) y sonrió. Dudó unos instantes, volteó a ver a mi amiga que ya se había desaparecido (convenientemente), volteó en todas direcciones hasta que por fin dijo: -Eaammmm, ¡sí! ¿Me llamas? -¡Yo te llamo! Pero no lo haré. No pronto al menos. No sé porqué lo hice, fue divertido y todo el camino de regreso a la casa tuve una sonrisa entre los cachetes. Pero bueno, al menos ya tengo un nuevo contacto para, mmm, pues a ver que ...

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